Sinaloa | Norte
Embalsamador de cadáveres: la impactante historia de Fidel Rodríguez, quien convive con los muertos | VIDEO
El embalsamador de Los Mochis cuenta cómo descubrió su vocación y también cómo enfrenta los mitos de su oficio.
FOTO: Fidel Rodríguez tiene más de 21 años embalsamando cuerpos.
El embalsamador Fidel Rodríguez nunca imaginó que su destino lo llevaría a convivir con la muerte todos los días. Con más de 21 años de experiencia, cuenta que su llegada a este oficio fue casi de manera accidental:
"Yo estaba de voluntario en la Cruz Roja de Juan José Ríos y un día me invitan a trabajar en una funeraria. Empecé de ayudante y me daba curiosidad cómo se embalsamaba. Me asomaba por una rendijita hasta que el embalsamador me vio y me dijo: ‘Pásale’. Entré con el morbo, con los nervios de punta, pero le ayudé a dar masajes, a lavar todo y me empezó a gustar”, relató en el podcast "El Persinado", con Víctor Acosta.
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A pesar de haber dejado la escuela en preparatoria, su aprendizaje fue práctico: "Hay cursos en Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México (para aprender a embalsamar), pero yo no los tuve. Yo aprendí viendo, bendito Dios me ha resultado".
El amor por un trabajo poco comprendido
Aunque su profesión es considerada tabú, Fidel Rodríguez la desempeña con orgullo y dedicación. Explica que puede pasar toda la noche trabajando sin sentir cansancio porque es algo que realmente disfruta:
"Más que nada, ocupas que te guste, como en cualquier trabajo. Yo puedo preparar hasta cuatro cuerpos en un turno y si me cae más, le sigo, no me enfado".
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Actividad paranormal en las preparaciones
Pero también enfrenta preguntas sobre lo paranormal. ¿Le ha pasado algo extraño en todos estos años? Su respuesta es clara:
"Mucha gente me pregunta si no me da miedo, si algún cuerpo se ha levantado, hasta ahorita no. Tengo veintitantos años en esto y nunca me ha pasado nada. Siempre lo he dicho: el muerto ya está muerto".
Eso sí, admite que los cuerpos a veces emiten sonidos, lo que puede asustar a más de uno: "Cuando los volteas, hacen ruido por el aire que queda en el estómago, son quejidos normales".
Hoy, a poco más de 21 años de haber iniciado, Fidel sigue en su labor, con la misma pasión con la que entró por aquella rendija en la funeraria. Y más aún, se ha convertido en el maestro de muchos embalsamadores jóvenes que al igual que él mostraron interés por aprender este oficio poco común.
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