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¿Por qué es tradición la flor de cempasúchil? Conoce su origen y sus cuidados
En México existen al menos mil invernaderos de esta planta tradicional.
FOTO: Luz Noticias.
La flor de cempasúchil es una planta que se vende por todo México y aunque el tradicional color es naranja, también existen las de color blanco, amarillo y bugambilia.
Delfino Tercero Martínez, comerciante y productor de esta flor de cempasúchil, explicó a Luz Noticias que su nombré proviene del náhuath «Cempohualxochitl» y su significado es 20 flores o más y se dedica en honor a las personas fallecidas.
Respecto a la flor de cempasúchil, se dice que la tradición de decorar las tumbas y altares, surgió en la época prehispánica y cuenta la leyenda de los antepasados que el color y el aroma de los pétalos amarillos guían a los muertos al mundo de los vivos.
«Esta planta es una tradición, la gente la utiliza en los altares, en el panteón también, sobre todo en fechas de noviembre y diciembre», expresó el vendedor.
La tradicional flor de cempasúchil tiene todo un proceso de producción y es que desde el mes de marzo a junio, para que pueda estar lista en el mes de noviembre y así distribuir las plantas por todo México, ya sea en macetas o en papel.
El proceso de preparación consiste en alistar la tierra para sembrar cada plantita, misma que tiene que regarse diariamente para su pronto crecimiento, el cual requiere de, al menos, siete meses.
«Se empieza a producir de marzo a junio, más o menos por esas fechas. Se prepara la tierra, de ahí se va sembrando cada maceta, se riega y así es como va creciendo. Una vez que la adquieren las personas, tienen que ponerle agua todos los días, para que no se vaya a secar, en los invernaderos también se riegan a diario», expresó el productor de la flor de cempasúchil.
«Nosotros tenemos cinco invernaderos en México, en cada uno producimos 10 mil plantas por temporada, pero en todo México los que se dedican a la producción de la flor son bastantes, por lo menos mil invernaderos los que producen la flor de cempasúchil», detalló Tercero Martínez.
Se dice que la tradición de decorar las tumbas y altares con esta flor surgió en la época prehispánica y cuenta la leyenda de los antepasados, que el color y el aroma de los pétalos amarillos, guían a los muertos al mundo de los vivos.